Tal y como confesaba Jim Carrey, su compañero en Batman Forever era incapaz de soportarlo, lo cual no le ocultaba. “Yo era la estrella, ese era el problema. En una cena me acerqué y le dije «Hey, Tommy, ¿cómo te va?» Y a él se le fue la sangre de la cara, como si hubiera estado pensando en mí las veinticuatro horas del día”. Y es que si el bueno de Tommy Lee Jones ya impresiona de buen humor, por lo que podéis imaginar lo que debe ser de mala leche.
“Se acercó y me dijo: «Te odio. No me gustas nada». Yo le respondí «Vaya, hombre, ¿cuál es el problema?» y él dijo: «No puedo soportar que seas tan graciosillo»”. Parece ser que los villanos de Gotham no se entendían demasiado bien…
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