sábado, 14 de octubre de 2017

@LorenaMeritano Lorena Meritano, contra viento y marea

El 19 de octubre es el Día Mundial contra el Cáncer de Mama. La actriz habla sobre cómo lo enfrentó.


“Soy una berraca. Una gran berraquera”, dice la actriz Lorena Meritano (Argentina, 1970), espontáneamente, después de tres años de haber sido diagnosticada con cáncer de seno. Conocida en Colombia por sus actuaciones en novelas como Pasión de gavilanes (2003) y Mujeres asesinas (2007), se dio cuenta de que padecía cáncer cuando emprendió un proceso de fertilización in vitro. Allí se dio cuenta de que también gestaba un tumor.
Desde entonces, pasó por dos mastectomías radicales, 16 quimioterapias y por el deseo genuino de morir. Con motivo de la celebración del Día Mundial contra el Cáncer de Mama el próximo 19 de octubre, hablamos con ella sobre su experiencia frente a esta enfermedad y sobre cómo gestionar la angustia y el dolor que produce el saber que uno es víctima del cáncer. 

Está en proceso de reconstrucción de sus senos. ¿Cómo lo vive?
La mastectomía radical (proceso en el que remueven todo el seno, incluyendo las glándulas mamarias), puede dejar a la mujer muy aislada de su propio cuerpo. Pero, ojo, tanto hombres como mujeres deben estar atentos a esta enfermedad. No quiero decir que sea un asunto solamente femenino, pero bueno, en cualquier caso, este año me reconstruyeron una especie de pezón con otras partes de piel y hace 15 días me tatuaron dos areolas en los senos. Y, te digo, aunque al principio creía que no, es un cambio enorme. Te deja de recordar la enfermedad todos los días de tu vida.

¿Cómo lidia con el miedo de volver a sufrir cáncer?
Como puedo. En su momento me ayudó mucho el reiki, ahora medito todos los días. Trato de enfocarme 100 por ciento en el presente y aunque soy una persona de muchísima fe, la fortaleza emocional no es un regalito del cielo; la trabajo todos los días. 

Las quimioterapias dan pánico de solo pensar en ellas...
Durante las quimioterapias es fundamental el acompañamiento de un psicólogo. De hecho, el primer ataque de pánico no lo tuve cuando me diagnosticaron, sino en la primera quimioterapia. Los efectos secundarios de este proceso son horribles; parece que te están matando en vez de que te estén curando. Cada vez que sentía que perdía peso, perdía el pelo y no podía caminar, mi psicóloga me recordaba siempre que era un efecto secundario que iba a pasar... Igualmente, lo que no te mata te fortalece. 

También tuve la cobardía –tras una separación, las mastectomías y quedarme sin trabajo– de realmente pensar en suicidarme. El día que pensé que iba a acabar con mi vida, llamé a mi mamá, que acababa de salir del hospital por haber sufrido un accidente cerebrovascular, y vino a verme. Y eso es lo que hay que hacer en estos casos: pedir ayuda profesional, de la familia, de los que te quieren.

Después de todo, ¿se considera una guerrera?
Estoy en contra del término ‘guerrera’, porque todo lo que implica guerra no lleva a nada bueno. Las energías las necesitas para respirar, vivir, estar en paz. El perdón es fundamental y si no estás en paz interior, no vas a poder superar esto.

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